Demandado sacerdote checo por criticar Partido Comunista
A 12 años de la caída del comunismo, en Moravia del Sur se ha dado un caso extraordinario: el párroco de la localidad de Rakvice hizo campaña en contra del Partido Comunista y por ello la Policía quiere llevarle a juicio.
El párroco Vojtech Protivínský puede ser condenado a dos años de prisión. Es que por haber exhortado a los fieles a no votar por el partido Comunista de Bohemia y Moravia durante la pasada campaña electoral para el Senado, fue acusado por la Policía regional de promover la intolerancia política.
El párroco Protivínský había mandado a hacer octavillas con el lema de "No dejen que los comunistas tomen el poder", en las que exhortaba a sus fieles a no votar por el Partido Comunista de Bohemia y Moravia. Hizo pegar las octavillas en varios sitios públicos de la comarca, y en la localidad de Zajecí se financió un programa radial en el que destacaba que el Partido Comunista de Bohemia y Moravia era una amenaza para la democracia, para los derechos humanos y para los ciudadanos de la República Checa.
La acusación que pesa sobre el párroco Protivínský ha provocado reacciones encontradas en la sociedad checa, en la que muchos empiezan a cuestionarse si también irán a parar a la cárcel aquellos políticos que durante la campaña electoral exhortaban a los ciudadanos a no votar por los que para ellos eran contrincantes.
El jefe de la Redacción Vida Religiosa de la Radiodifusión Checa, Karel Veprek, estima que los sacerdotes tienen obligaciones para con la Iglesia, pero que no hay que olvidar que también son ciudadanos.
"Considero que los sacerdotes no deberían mezclarse en política, pero teniendo en cuenta que el llamamiento lo hizo a través de octavillas y de un programa radial, no abusó del púlpito, por lo que a título de ciudadano tiene el mismo derecho que los demás a manifestar su opinión. Es del tribunal la competencia de determinar si violó o no la ley".
El alcalde de Zajecí, Frantisek Sipr, que fue quien proporcionó al sacerdote la posibilidad de hacer el programa radial, está convencido de que la Policía regional "no tiene nada qué hacer", porque el religioso sólo dio a conocer su opinión. El señor Sipr opina que acusando al sacerdote, la Policía ha puesto en tela de juicio la culpa de los comunistas que nunca fueron castigados por nada.
El párroco Protivínský considera que la acusación es absurda y que está dispuesto a defenderse en el tribunal, y en caso de que éste dictamine en su contra, a pasar los dos años en prisión.