Con bastones de hockey contra los tanques

Desde hace ya muchos años, el comienzo de la primavera en las latitudes de la antigua Checoslovaquia y, posteriormente, de las Repúblicas Checa y Eslovaca, transcurre bajo el signo de los Campeonatos Mundiales de hockey sobre hielo - deporte que es desde los años treinta del siglo veinte, junto con el fútbol, uno de los más populares en el país. Sin embargo, los anales de la historia moderna de los checos y eslovacos testimonian que habían períodos cuando este deporte benigno se convertía en un campo de batalla político e ideológico.

En 1949, la entonces Checoslovaquia ganó por primera vez el título de campeón del mundo. Un año antes, el país había sido dominado por los comunistas de orientación promoscovita.

Entretanto, su protector soviético, Stalin, decidió de que sería bueno que también la Unión Soviética entrara en el escenario mundial como una potencia en el hockey sobre hielo - disciplina deportiva que hasta aquel entonces fuera desconocida por los rusos.

Por decisión de los ideólogos comunistas, los deportistas checos y eslovacos tuvieron que brindar la llamada "ayuda internacionalista" a los candidatos soviéticos a los trofeos mundiales. Esta ayuda significó que tenían que perder los partidos decisivos.

Algunos hockeyistas no aceptaron estos trucos, hicieron bromas al respecto, y al fin fueron procesados y encarcelados como enemigos de la clase obrera. Fue uno de los grandes escándalos, y también secretos, del antiguo régimen.

La verdad es que desde 1954 los hockeyistas soviéticos se convirtieron en uno de los équipos más fuertes en el mundo. Los canadienses, suecos y norteamericanos comenzaron a perder regularmente, al igual que los checoslovacos. Estos acontecimientos fundaron una tradición de animosidad mutua y humillación obligatoria para los checos y eslovacos.

Los partidos "Checoslovaquia - Union Soviética" se convirtieron en luchas de prestigio. Inútilmente, porque la cadena de las derrotas contínuas fue rota tan sólo en la segunda mitad de los años sesenta.

Los soviéticos perdieron por primera vez con el seleccionado checoslovaco en febrero de 1968 - simbólica y exactamente 20 años después de la llamada "victoria de la clase obrera checoslovaca". En agosto del mismo año la entonces Checoslovaquia fue ocupada por los soviéticos. Los checos decían irónicamente que ésta fue una revancha por aquella derrota deportiva.

Desde agosto de 1968 la sociedad checoslovaca vivió en un estado de tensión y presión permanente, promovido por el régimen de Moscú y sus colaboradores checoslovacos. Bajo esta situación se efectuó, en marzo de 1969, el campeonato mundial de Estocolmo, donde los hockeyistas rusos perdieron dos a cero y cuatro a tres.

La mayoría de los checos y eslovacos concebieron ambos partidos como cierta materialización de la justicia histórica y moral. El 28 de marzo, después de las diez de la noche, cuando finalizó el segundo partido, los checoslovacos entusiasmados irrumpieron en las calles y plazas públicas para festejar la victoria.

Se estima que sólo en Praga, se reunieron espontáneamente en la Plaza de Wenceslao más de 100 mil capitalinos. Según el informe del entonces Ministerio del Interior, las manifestaciones similares se llevaron a cabo en otras 70 ciudades del país.

Los manifestantes gritaron las consignas "Revancha por el agosto", "No tuvieron tanques, obtuvieron cuatro goles" y otras. Sin embargo, entre la muchedumbre se encontraron también agentes de la policía política, quienes en la Plaza Wenceslao de Praga provocaron un allanamiento de la compañía soviética de aviación, Aeroflot.

Moscú reaccionó inmediatamente. Se puso en contacto con el mando supremo del ejército checoslovaco, que dejó de ser controlado por la dirección del Estado, y comenzó a preparar una nueva intervención armada para erradicar definitivamente la supuesta contrarrevolución checoslovaca.

El ministro de defensa soviético arribó a Praga y presionó a los comandantes del ejército checoslovaco para que destituyeran al líder reformista, Alexander Dubèek.

El 17 de abril se reunió la sesión plenaria del Comité Central del Partido Comunista Checoslovaco, en la cual Dubèek tuvo que presentar su renuncia y recomendar al cargo de Primer Secretario del mismo a Gustáv Husák. Comenzó la tristemente célebre época de la "normalización" que fue impuesta definitivamente en abril de 1969 - después de un partido deportivo. Los bastones del seleccionado nacional pudieron vencer a los hockeyistas soviéticos, pero no los tanques enviados a Praga por los jerarcas del Kremlin.

Autor: Vít Urban
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